How the #WomensMarch Changed Everything
Let me please start this post by stating the obvious: I’m a woman, an immigrant, and a minority in this country I now call home. So now that I’ve said this, you know I have a lot to lose under this new administration, and that made me feel afraid. Very afraid.
Yet all that changed the minute I stepped out of the bus that took folks from my company all the way to DC from New York. The scene was so touching I am still surprised I didn’t cry right there and then - but even without any physical tears, I felt I was essentially going to therapy. I was healing.
Since the night of November 8th, when America chose to basically tell me: You don’t matter, I hadn’t felt much love, faith, and security about the future, and since that night, whether I dared to say it out loud or not, I felt that all was lost. That there was simply no going back. I know it was extreme and wrong to think that way, but I just couldn’t see past the new President-elect and the the people taking chairs in the highest offices in the land.
Today, I am writing to let you know that I was wrong. WE were wrong. This past January 22nd, this country showed me and the world exactly what we are made of: Love.
I initially thought the I was going just so that I could feel that I wasn’t alone, but I left convinced that the Women’s March had done something far bigger than sending a message to the new administration, they were starting a movement. The energy I felt while walking the streets with women and plenty of awesome feminist men that left the comforts of their houses to go all the way to DC to show respect, support, and oh-so much love, is something I will cherish for as long as I live.
Moving forward, I will no longer neglect the activist side of me. The one that knows that there is a lot I can do with my voice and the one that truly and absolutely believes that love is still the driving force of this nation and this universe, even when the media and the haters scream otherwise.
Since the march, the Women’s March team has launched 10 actions, 100 days - which seems is a very strategic and action-driven plan to take everything we felt while marching in DC (and in the rest of the country and the world) into tangible actions that can drive change. First up, write to your Senators. Never forget that the people up there are not there for us to serve them, it’s the other way around. Without us, there is no government, country or nation. We are the driving force for everything that can and will happen here, whether we make things right the first time around or after a couple of tries.
For this woman, immigrant and minority right here, fear has been changed by hope, and in case that wasn’t clear by watching thousands or women all ages, color, backgrounds and beliefs taking the streets: There is nothing more powerful than a group of dedicated and fearless women.
Send your letter. Speak up and never think that you are alone. I for myself am here for you.
Quiero comenzar este post haciendo público lo que para mí es muy obvio: soy una mujer, inmigrante y una minoría en este país que ahora llamo mi casa. Con esto dicho, me imagino que sabes que tengo mucho que perder bajo esta nueva administración, lo cual me hacía sentir mucho miedo. Demasiado miedo.
Pero todo ese miedo se escapó en el momento en el que puse un pie fuera del bus que mi compañía había patrocinado para ir a Washington DC desde Nueva York. La escena era tan conmovedora que no sé cómo no lloré ahí mismo - pero aún faltando las lágrimas físicas, me sentía en un tipo muy hermoso de terapia. Estaba sanando.
Desde aquella noche del Noviembre 8 del 2016, el día en el cual este país me dijo sin muchos peros “Tú no importas”, no había vuelto a sentir mucho amor, esperanza y seguridad en el futuro. Desde esa noche, me atreviera a decirlo en voz alta o no, sentía que todo se había perdido, que no había vuelta atrás de ese momento. Sé que era demasiado extremo y no necesariamente correcto pensar así, pero simplemente no había manera para ver más allá de aquel Presidente electo y la gente que venía con él a tomar puestos en las sillas más importantes del país.
Hoy te escribo para decirte que estaba completamente equivocada. Estábamos equivocad@s. Este pasado Sábado Enero 22, esta nación me mostró a mi y al mundo exactamente de lo que esta hecha: Amor.
Siempre pensé que iba a aquel evento con el propósito de sentirme que no estaba sola en mis sentimientos, pero me fuí de aquella marcha convencida de que la misma había logrado mucho más que enviarle un mensaje al nuevo gobierno, habían comenzado un movimiento. La energía que sentí mientras caminaba aquellas calles rodeada de mujeres y muchísimos hombres feministas que dejaron el confort de sus casas en medio del invierno para ir hasta el centro de Washington para mostrar su respeto, apoyo y tanto pero tanto amor es algo que voy a atesorar mientras viva.
De aquí en adelante, me he prometido no suprimir el lado activista de mi persona. Esa parte que sabe que hay mucho que puedo hacer con mi voz y que no deja de creer que el amor es todavía la más grande de las fuerzas en este universo, aún cuando las noticias y personas llenas de odio se empeñan en gritar lo contrario.
Luego de la marcha, el equipo de Women’s March ha lanzado el proyecto 10 acciones, 100 días - el cual parece una perfecta manera de convertir todo lo que sentimos y vivimos al marchar en DC (y en el resto del país y el mundo) en acciones que pueden generar cambios. Como primera acción, le vamos a escribir a nuestros Senadores. Nunca podemos olvidar que esas personas están ahí para servirnos a nosotros, no al revés. Sin nosotros no hay gobierno ni hay nación. Nosotros somos los que tenemos el verdadero control que lo que puede y pasará aquí, ya sea que lo logremos en el primer intento o luego de muchos.
Para esa mujer, inmigrante y minoría que te escribe, el miedo ha sido cambiado por esperanza, y en caso de que no haya quedado claro luego de ver a miles de mujeres de todas las edades, colores de piel, clases sociales y creencias tomar las calles, es que existen pocas fuerzas más grandes que las de un grupo de mujeres determinadas y sin miedo.
Manda tu carta. Alza tu voz y nunca pienses que estás sol@. Yo por ejemplo, estoy aquí para apoyarte.