My Backyard: Fort Tryon Park
Mi Patio: Fort Tryon Park
When you move to New York, you’ll soon realize your wildest dreams will rather quickly consist of empty and clean subway cars during rush hour and a washer and dryer in unit - seriously, I’ll take the latter any day. So naturally, in a big and populous city where every centimeter counts, you are lucky if you have a window where you can place plants that won’t die.
But it is not all dire and sad over here, parks actually represent 25% of the city’s area, and the goal by 2030 is for every New Yorker to live within a 10-minute walk of one. The idea of a ‘park’ may vary as both technology and the city’s population expands, but the idea that all residents will have access to a park-like public space is encouraging, especially for someone like me that did not specifically grow up having picnics or spending joyful afternoons at a park.
Let me explain.
I grew up in Santiago, DR, and although I had the Zona Verde, a good size public park, right outside my grandmother’s door, the idea of a group of children or teenagers spending an afternoon at a park gave all of our parents major anxiety. From lack of cleaning and lighting, to the fact they were not safe, even with summer-like weather all year round, the pleasures of sitting in a park bench to read a good book or eating outside were not a thing.
These days, I’ve been luck enough to enjoy a true Manhattan gem just 10 min away from my place, Fort Tryon Park, so during a recent unusually warm Spring day I couldn’t think of a better way to spend my afternoon uptown than heading to this park I am slowly beginning to call my backyard.
From stunning vistas of the Hudson river, breathtaking flowers and vegetation all around you, to the Cloisters and the charming New Leaf Restaurant, I often need to pinch myself when I remember I get to call this my neighborhood and I cannot stop encouraging everyone I meet to visit.
May we all treasure, protect and promote our parks, not only the ones accesible to us but also the future ones, the ones we will leave to the next generation. This Dominican woman can now walk to a park to catch the sunset after work, or during the weekend to read a book or simply watch the sunset safely and comfortably, and for that I am forever grateful.
Una vez te mudas a Nueva York, verás que tus sueños van a rápidamente cambiar a una ida al trabajo con trenes limpios y vacíos, y una lavadora y secadora en tu apartamento - yo tomaría la segunda cualquier día. Así es que no es una sorpresa que en una ciudad grande y super poblada como esta, donde cada centímetro vale oro, tienes suerte si tu apartamento tiene suficiente ventanas o si entra suficiente luz como para que tus plantas no mueran.
Pero no todo es deprimente por aquí. Hoy en día las zonas verdes y parques constituyen un 25% del área de la ciudad y la meta para el año 2030 es que cada Neoyorquino esté a 10 minutos caminando de un parque. Claro que la idea de un ‘parque’ cambiará a medida que la tecnología y la población se expanda, pero la meta de que todos los residentes de esta ciudad tendrán acceso a un parque o área verde es alentadora, en especial para alguien como yo que no creció teniendo picnics o pasando muchas tardes leyendo un libro en un parque.
Déjame explicarte.
Yo me crié en Santiago, RD, y aunque la verdad es que tenía la Zona Verde, un parque bastante amplio como quien dice en la puerta de la casa de mi abuela, la idea de que unos niños o jóvenes se pasaran la tarde allí les causaba a nuestros padres muchísima ansiedad. Desde falta de limpieza y adecuada iluminación hasta el hecho que simplemente no eran seguros, aún disfrutando un eterno verano todo el año yo no crecí con muchos recuerdos en un banco en el parque o picnics con amigxs.
En estos días he tenido la suerte de tener un joya de Manhattan a solo 10 minutos de mi casa llamada el parque de Fort Tryon, así que durante una inusualmente calurosa tarde de primavera no se me ocurría una mejor manera de pasar la tarde en el Alto Manhattan que yendo a este hermoso lugar que poco a poco voy considerando mi patio.
Desde vistas impresionantes del Río Hudson a hermosas flores y vegetación donde sea que mires, hasta el museo de los Cloisters y el Restaurante New Leaf, a veces tengo que pincharme para levantarme del sueño que es llamar esta área mi vecindario.
Espero que más de nosotros nos propongamos cuidar y promover en grande nuestros parques, no solamente los que podemos acceder hoy sino también los que la próxima generación llamarán su patio. Esta Dominicana que está aquí ahora puede caminar en paz luego del trabajo para leer un libro o simplemente mirar el atardecer sin sentirme insegura, y no se imaginan lo agradecida que estoy de esto.