Traditions, Abuelxs and Cultura: A Case for Slowing Down
Tradiciones, Abuelxs y Cultura
It is almost impossible to think about traditions without thinking about our abuelxs. Those that were and still are lucky to have these walking history books in their lives might know the wisdom that can be uncovered with one or two Brugals or by a sharing cafecito.
I no longer live home and sadly, I only have one grandmother alive. Now at 25, I think about all the stories, anecdotes and pieces of history I missed out on when I was just a child and didn’t even understand the concept of time, history and culture like I do now.
I just recently spent Thanksgiving with a very elderly couple, drinking quite a bit of wine and catching them up on ‘fake news’ and Facebook. During our last day together, I noticed I hadn’t looked at my phone for a while and how much I liked that. I had been fully present for over an hour that involved stories from the 1940s, new (old) artists to look into and loud belly laughs I will cherish forever.
Once we all got up and went about our days I paid close attention to their slow pace. Their inability to hear us well and the half-smiles they gave us each time they didn’t understand what was going on. I quickly realized they had a hard time following stories and events not because they were old, but because we were moving far too fast.
We are constantly texting, constantly moving and constantly thinking about the future and what’s to come. We have created a culture that moves fast and forgets fast. Now I am afraid we have failed the number one source of culture and history we have by creating a world that by virtue is not accessible nor friendly to those who can’t keep up that easily.
This scared me.
Knowing very well the level of traumas and misconceptions that exist in our Dominican culture, I know that getting our elderly to talk is not always an easy task. My grandfather, for example, the sweetest most loving person I ever did meet, didn’t truly know how to step out of his “man” role often. He was always too preoccupied making sure everyone was being taken care of and I can imagine, that even if he sometimes wanted to approach us differently, he perhaps lacked the emotional skills to do so thanks to centuries of machismo and toxic masculinity.
So I need to ask you, how can we advocate for more ‘culture’ when we dismiss our elderly? How can we learn from the past if we do not know our full history or the ones that do know it, might not have the emotional skills to tell us everything they know?
As we dive deeper into a month that aims to explore and celebrate some of the many traditions that make us who we are, I challenge each and every one of us to slow down. Not only because the way we live is not necessarily the best one, but because when we slow down and listen more carefully we are more inclusive of those who just need a little bit more time but have so much to share.
Now put that phone down and go have a cafecito with your abuelx. For our culture and for you.
Es casi imposible pensar en tradiciones sin pensar en nuestrxs abuelxs. Aquellxs que todavía tienen la suerte de tener a estos libros de historia andantes en sus vida saben bien la sabiduría que puede salir a la luz con uno o dos tragos de Brugal o compartiendo un cafecito en la tarde.
Yo ya no vivo donde crecí y desasofurtunadamente solo tengo una abuela conmigo. A mis 25 años, pienso en las historias y anéctodas que me perdí cuando solo era una niña y no entendía el concepto del tiempo, historia y cultura como lo hago ahora.
Hace poco me pasé el fin de semana de Acción de Gracias con una pareja de viejitos, bebiendo vino y enseñándoles acerca de las ‘noticias falsas o fake news’ y Facebook. Durante nuestro último día juntos, me di cuenta que no había visto mi celular en un mucho rato y me encantó como esto me hizo sentir. Llevaba más de una hora totalmente presente en una conversación que incluyó historias y música de los 40s y carcajadas que se van a quedar en mi memoria por siempre.
Una vez que todos nos levantamos de la mesa y continuamos nuestro días, presté mucha atención a su ritmo lento. Su incapacidad para escucharnos bien y las sonrisas a medias que nos dieron cada vez que no entendían lo que estaba pasando. Les costaban comprender lo que pasaba enfrente de ellos no porque fueran viejos, sino porque la mayoría de nosotrxs nos movemos demasiado rápido.
Estamos siempre textendo. Siempre corriendo de un lado para el otro. Constantemente pensando acerca del futuro y lo que viene y como resultado, hemos creado una cultura que se mueve y olvida rápido. Me temo que le hemos fallado a la fuente número uno de cultura e historia que tenemos al crear un mundo que por virtud no es accesible ni amigable para aquellxs que ya no pueden mantenerse al día con facilidad.
Esto me asusta mucho.
Sabiendo muy bien el nivel de traumas y conceptos erróneos que existen en nuestra cultura dominicana, sé que hacer que nuestras personas mayores nos cuenten sus historias no siempre es una tarea fácil. Mi abuelo, por ejemplo, la persona más dulce y amorosa que he conocido, no sabía realmente cómo salir de su papel de "hombre" a menudo. Siempre estaba demasiado preocupado asegurándose de que todxs estuvieran siendo atendidxs y puedo imaginar que, aunque a veces hubiese querido acercarse a nosotrxs de manera diferente, tal vez no tenía la inteligencia emocional para hacerlo debido a años y años de machismo siendo la norma y la masculinidad tóxica.
Entonces, necesito preguntarte, ¿cómo podemos abogar por más "cultura" cuando no le ponemos caso a nuestros ancianos? ¿Cómo podemos aprender del pasado si no conocemos nuestra historia completa o lxs que sí la conocen íntimamente, es posible que no tengan la inteligencia emocional para contarlas?
Mientras segumos cubriendo historias que tienen como objetivo explorar y celebrar algunas de las muchas tradiciones que nos hacen quienes somos, desafío a todxs y cada uno de nosotrxs a reducir la velocidad. No solo porque la forma en que vivimos no es necesariamente la mejor, sino porque cuando disminuimos la velocidad y escuchamos con más atención, incluimos a quienes necesitan un poquito más de tiempo pero tienen mucho para compartir.
Ahora guarda este teléfono y vete a beber un cafecito con tu abuelx. Por nuestra cultura y por ti.
Carmen is the founder and creative director of Hola, Rita. She is originally from the Dominican Republic and currently works in advertising full time in NYC. She loves attending events and will always be down for coffee and collaborating. / Carmen es la fundadora y directora creativa de Hola, Rita. Originalmente de la República Dominicana, Carmen trabaja en una agencia publicitaria en Nueva York y siempre está dispuesta a juntarse a tomar un café y colaborar con otrxs creadorxs.