Tenemo’ que hablar: Un chisme extra👀

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Por Carmen Rita Candelario

Durante la noche de las elecciones de Estados Unidos, estaba hablando con el equipo editorial sobre la edición de El Chisme que teníamos preparada para el jueves pasado. Estaba claro que ya no tenía mucho sentido. Por supuesto que no.

No me enorgullece escribir que me había comprometido a evitar el contenido de las elecciones, especialmente antes del 3 de Noviembre. Estos últimos cuatro años se han sentido como una pesadilla frenética, y no fue esta administración que creó la angustia. Esta simplemente se aprovechó de las partes más feas de la supremacía blanca, la codicia y el racismo en este país y le dieron para allá. Muchxs de nosotrxs ya conocíamos el Estados Unidos que salió aún más a la luz y, aunque yo había aceptado esto hace mucho tiempo, no lo hizo menos traumático.

Como siempre, empezaron a aparecer artículos y podcasts sobre el voto Latinx. De alguna manera, aunque —según Latino USA— somos el grupo más grande de votantes no blancxs, se las arreglan para ignorarnos rutinariamente hasta un año antes de cada elección. Agrégale a esa indiferencia el vasto malentendido de que los grupos Latinxs son monolíticos, y te espera tremendo plato de "sorpresas". Para aquellos que no prestan atención, por supuesto.

Siempre hemos tenido claro que lxs Cubanoamericanxs en la Florida son tradicionalmente republicanxs. Además de que los miembros más conservadorxs y, sí, machistas, de nuestras comunidades Latinx tenían años discutiendo abiertamente votar por Trump, sin importar lo que él dijera o hiciera. Como lo expresa elocuentemente Isvett Verde, editora de opinión del NY Times, en su último artículo: “Sería fácil minimizar esto con los argumentos de que son votantes que se odian a sí mismos o que son racistas. Esa es, sin embargo, una forma simplista de ver a este grupo demográfico tan diverso y complejo”.

Dejar el racismo fuera de la conversación sobre el voto Latinx es agregarle más leña al fuego que nos está quemando. Las personas Negras, especialmente las mujeres Negras, estuvieron detrás de los números en Filadelfia, Detroit y Atlanta. Es decir, las ciudades que terminaron cambiando Pennsylvania, Michigan y Georgia, respectivamente. Las mujeres Afro-latinas se han estado organizando durante años. Las he visto una y otra vez construir puentes donde no los había, contar sus historias auténticamente, incluso cuando nuestra propia comunidad Dominicana las rechaza mientras nos reciben, a todas las Latinas no Negras, con los brazos abiertos. ¿Y qué hacemos nosotras? Las borramos, silenciamos y olvidamos. Nuestra proximidad a la blancura nos hace prosperar en nuestra sociedad. Para mi consternación, las Latinas que no son Negras se olvidan de que nada que valga la pena construir o derribar se puede hacer sin todas nosotras.

Dos días entre la insoportable espera, una amiga me llamó para contarme sobre una conversación que tuvo con dos compañerxs Dominicanxs. Eran personas altamente educadas que consideraban a Trump como la mejor opción basándose en la religión (un misterio para mí dado su historial) y las ganancias económicas a través de los pagos del gobierno (los mismos que lxs Republicanxs han bloqueado sin descanso por meses durante la pandemia). Esta información está totalmente disponible para leer y hacer un argumento fundamentado. Sin embargo, las elecciones fueron y vinieron, y estas personas continuaban defendiendo su opinión, incluso cuando se enfrentaban con hechos que, demostraban exactamente lo contrario.

Este comportamiento plantea la pregunta: ¿cómo es que todavía podemos seguir ideas, candidatxs y partidos tan ciegamente?

Para cuando leas esto, habrá pasado una semana completa en lo que ya se siente como un Año Nuevo. Tal vez todavía estemos bailando en las calles, o hasta las rodillas organizándonos para el trabajo que aún queda por hacer. Yo, por un lado, supongo que seguiré durmiendo toda la noche y sentiré mis hombros más relajados. El escepticismo seguirá ahí. En cada llamada de zoom con mujeres blancas (hola al 55% que votó por él), y con cada plan que establezca la nueva administración, me comprometo a seguir cuestionando, como deberíamos hacer todxs. 

Pero que se sepa que despertar el 7 de Noviembre, para destapar champán a las 9am y festejar todo el día en las calles de Oakland es, y siempre será, un momento que atesoraré. Porque me hizo recordar cómo se siente la esperanza.

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