Running Saved My Mental Health
Correr Salvó mi Salud Mental
Ever since I was 4 years old, I would spend every single afternoon, from Monday to Friday, dancing anywhere between one to three hours. There was no afternoon without wearing a leotard or a tight bun. There were no weeks without intense physical trainings. My ballet class was also one of the few times I was in silence, focused on my body and fully present.
And I loved it. I really did. But then I got accepted into a college in New York and decided to give up on a huge part of my identity and stop dancing. With that, I also stopped training my body and yes, my mind as well. Even with a gym across the street from my dorm in college, I rarely worked out or did any sort of physical activity for more than a week or two and both my body and my mind suffered a lot. I was anxious, disconnected from myself and my body and unable to stick to anything, whether it required physical activity or not.
Over a year ago, I kept talking nonstop about wanting to find a cheap and easy workout I could do every other day. I knew the answer to all my problems was running, but having only done high intensity training and not necessarily a lot of cardio, it scared me. I didn’t have the endurance, and above all, I felt like I lacked the mental strength. But I decided to get over myself and started running and walking for more than five months until my body got used to it and I could run a mile nonstop. I slowly kept working my way up and before I knew it, a mile was easy. Now don’t get me wrong, I barely run 3 miles, but I haven’t felt both physically and mentally as good as I do now since I was 18.
More than the physical benefits of it, what has been astonishing to see are the mental health benefits of exercising, and especially running. That half an hour early in the morning, half awake and all, has become my meditation ritual. And although I know I will benefit immensely from actually sitting down and clearing my mind to meditate for a few minutes a day, that blissful moment while the sun is hitting my face and I am focused on everything going on in my body has legit been like therapy for my anxious self.
These days, I am stronger, calmer, more present and able to deal with the hard times a little better. I quite literally run when I am both happy and upset, and the results are amazing. I have learned to listen to my body more closely and to push myself a little harder when the going get tough. I have also learned to practice compassion towards myself because, just like in real life, not every run is good.
So if you are overwhelmed, tight on money and want to get in shape, give running a try. It saved my mental health and made me a better version of myself. And all it took was a $30 pair of running shoes at Marshall’s and sticking to something long enough to get better at it.
Desde que tenía 4 años, me pasaba todas las tardes, de Lunes a Viernes, bailando en deade una a tres horas diarias. No había tarde sin llevar un leotardo o un moñito bien apretado. No habían semanas sin entrenamientos físicos intensos. Mis clases de ballet eran también una de las pocas veces que estaba en silencio, enfocada en mi cuerpo y completamente presente.
Y me encantaba. De verdad que si. Pero luego que me aceptaron en una universidad en Nueva York decidí renunciar a una gran parte de mi identidad y dejar de bailar. Con eso, también dejé de entrenar mi cuerpo y sí, mi mente también. Incluso con un gimnasio al otro lado de la calle de mi dormitorio en la universidad, rara vez hacía ejercicio o realizaba algún tipo de actividad física durante más de una o dos semanas y mi cuerpo y mi mente sufrieron mucho. Estaba ansiosa, desconectada de mí misma y de mi cuerpo e incapaz de comprometerme con mucho, ya sea que requiriera actividad física o no.
Hace ya más de un año, no paraba de hablar de querer encontrar un entrenamiento fácil y barato que pudiera hacer varias veces a la semana. Sabía que la respuesta a todos mis problemas era correr, pero habiendo hecho solo entrenamiento de alta intensidad y no necesariamente mucho cardio, le tenía. No tenía la resistencia, y sobre todo, sentía que me faltaba la fuerza mental. Pero decidí no cuestionarme tanto y comencé a correr y caminar durante más de cinco meses hasta que mi cuerpo se acostumbró y pude correr una milla sin parar. Poco a poco seguí aumentando el tiempo y distancia y antes de darme cuenta, una milla era fácil. Ahora que quede claro, apenas corro 3 millas, pero no me he sentido tanto física como mentalmente tan bien como ahora desde que tenía 18 años.
Más que los beneficios físicos, lo que ha sido sorprendente es ver los beneficios mentales del ejercicio y, especialmente, de correr. Esa media hora temprano en la mañana, media despierta y todo, se ha convertido en mi ritual de meditación. Y aunque sé que me beneficiaría enormemente de sentarme y despejar mi mente para meditar durante unos minutos al día, ese momento maravilloso mientras el sol me da en la cara y estoy concentrada en todo lo que sucede en mi cuerpo, ha sido como terapia para este ser tan ansioso que soy yo.
En estos días, soy más fuerte, más tranquila, más presente y capaz de lidiar con los tiempos difíciles un poco mejor. Literalmente corro cuando estoy feliz y cuando estoy molesta, y los resultados son sorprendentes. He aprendido a escuchar mi cuerpo más de cerca y a esforzarme un poco más cuando las cosas se ponen difíciles. También he aprendido a practicar más compasión hacia mí misma porque, al igual que en la vida real, no todas las carreras son buenas.
Entonces, si está abrumadx, tienes poco dinero y quieres ponerse en forma, dale un chance a correr. Hacerlo varias veces a la semana salvó mi salud mental y me hizo una mejor versión de mí misma. Y todo lo que necesitó fue un par de tenis de $30 dólares en Marshall's y comprometerme con algo por suficiente tiempo como para volverme mejor en ello.