No puedes esperar para decirle dónde te pica. Tú sabes, esa parte a la que no puedes llegar en tu casa por más que tratas. Puede que sea hora de aprender a hacerte los rulos, ¿pero pa’ qué? Eso debe cansar muchísimo los brazos.
Te pones una blusa práctica porque sabes lo que viene. Tal vez te antojes de pintarte las uñas de los pies, así que te pones unas zapatillas abiertas. No hay ni una nube en el cielo, lo cual te parece fantástico. El pelo no se te va a frizar desde que salgas.
Tocas el timbre y cierras el carro por tercera vez. Nunca puedes tener suficiente cuidado. Hay como cinco blowers a to’ lo que da’, pero el aire acondicionado es igual de ruidoso como efectivo. El ambiente está agradable, hasta un poco frío.
El café sale de la cocina desde que te sientas. Con mucha azúcar y en vasitos plásticos. Tal vez, un día cambien a una opción más sostenible. Probablemente no. Ya te tomaste uno en tu casa (¿o fueron dos?), pero, obviamente, dices que sí. ¿Cómo más se aguanta la espera? Tal vez se dan rápido y te lavan pronto…
“Marianela, ¿qué vas a querer de comer?”.
“Pollo guisao’. Pero dile que el mío sin aceitunas”.
Tu espalda conoce esta silla mejor que cualquier otra. La toalla en tus hombros está calientita y huele a Downy. Solamente te pintaste las cejas esta mañana porque sabías que era probable que te bañaras otra vez. Aquí mismo, en esta silla.
Sus manos expertas te lavan tres veces. Tu cuero cabelludo nunca se ha sentido tan limpio… bueno, desde la última vez que viniste.
“En esa silla, mi amor”.
Chequeas la hora. ¿Tal vez sería bueno añadirle una empanada a su orden?
Ella divide el pelo de manera militar. Líneas perfectamente derechas, sin espacio para errores. Los rolos están en fila. Uno a uno se ponen chiquitos y luego grandes, hasta cambian de colores, pero apretados uniformemente.
De camino a la secadora. El lugar donde tus sueños y la parte de arriba de tus orejas van a morir. Los últimos 20 minutos se sienten como 40, ¿por qué será eso?
Esperas que se enfríen. Intentas escuchar la conversación que llevas rato tratando de descifrar entre la música de tus audífonos y la secadora. ¿Ella de verdad dijo eso?
El blower comienza a trabajar, en la temperatura máxima, obvio. Depende de su estado de ánimo, tratas de comenzar una conversación con la mujer responsable de tu próxima selfie. Si no ha comido, o si el pollo tenía aceitunas, este intercambio puede que no termine bien.
Es en esos últimos momentos, cuando ella termina la pollina y la peina para atrás, que recuerdas exactamente por qué viniste. A menudo cuestionas la motivación detrás de pasarte casi cuatro horas aquí, prácticamente quemándote el cabello y su hermosa forma natural, pero ese sentimiento —ese que sientes cuando ella cambia a aire frío y pasa sus uñas acrílicas por tu pelo— no se puede embotellar ni replicar. Hasta te puedes comprar los mismos cepillos y productos de línea, y tal vez te quede “bien”, pero nunca (nunca) perfecto.
Tú no vienes aquí por el secado. Tú vienes aquí por el momento exacto en el que sales del salón y sientes como si cada parte de ti ha sido ensamblada otra vez. No en su manera natural, pero sí en una que te gusta mucho.
Cuando dos de las estrellas de pop más grandes se reúnen, el mundo prestará atención. Agrégale un buen crossover y tienes nuestra atención. El nuevo sencillo de Billie Eilish y Rosalía, "Lo Vas A Olvidar", se siente acertado —Billie es conocida y amada por ser bastante progresista— e hipnótico. Además, es la forma más inteligente en la que HBO podría haber pensado promocionar su programa Euphoria.
¿Será exitosa? No sabemos. Pero es la colaboración que no sabíamos que venía ni que queríamos, hasta ahora. Ah, Billie solo tiene 19 años…
Exacto.
The Mixta Team
🦋Las Mariposas. Para muchos de nosotrxs, solo escuchar esas dos palabras invoca sentimientos de pertenencia y resistencia.
No vamos a emocionarnos porque el NY Times, finalmente, haya escrito un obituario para Dedé Mirabal pero, definitivamente, lo leeremos, disfrutaremos y compartiremos con todx el que nos ponga atención. El artículo pertenece a la serie de Overlooked, la cual incluye personas notables cuyas muertes no fueron documentadas en el periódico. Notable le queda chiquito a Dedé.
Su increíble determinación por mantener a sus hermanas —y por extensión, nuestra historia— vivas, es algo por lo que la República Dominicana, y el mundo, le deben mucho. 🦋
