En Mi Piel, Colorism and Latinidad Hosted by La Liga
En Mi Piel, Colorismo y Latinidad Organizado por La Liga
By Carmen Rita Candelario
Ever since I started to meet more people within the Dominican Diaspora, I have inadvertently (and thankfully) become aware of other Latinx publications, organizations and events that are doing and promoting really groundbreaking, and much needed, work and conversations.
This past Saturday, September 23rd I attended a panel hosted by La Liga Zine, titled En Mi Piel: Colorism and Latinidad. For those who are not yet familiar with the incredibly smart people behind this event, La Liga is an “online platform that showcases the many ways latinxs/chicanxs/latin americans are dissecting their cultural identities through different means of self-expression.” This particular event wanted to create a space for a special group of women of color to explore the manifestations of colorist attitudes specific to Latin America and its diaspora.
The panel consisted of Chicana novelist and veteran writer Ana Castillo, writer and PhD Candidate in Brazilian History at NYU Wendi Muse and poet María Fernanda Snellings. Each woman, with poignant statements, touched subjects like consumerism and how it relates to whiteness, why we relate race with wealth, how we as women and Latinas are forced to pick a label and stick to just that, and the one I loved the most, how has documenting their experiences helped them.
One of my favorite takeaways came from Ana Castillo, who affirmed to a classroom, mostly filled with women of color, that only we can give ourselves the labels we want and we must also never forget that we are in constant change, and those labels can and will change over time. Overall, albeit short, the event was a treat for our healing hearts and expanding minds, except for one embarrassing and obnoxious addition to the crowd, something I feel the responsibility of having to document here.
Right before the discussion started, a man maybe in his 40s entered the room with a big bag and multiple cameras. He proceeded to stand in front of a group of us who did not have chairs to sit in (the room was packed) and not only kept us from being able to see the speakers but also constantly moved setting up camera after camera.
He continued to aggressively film, from many angles, making everyone uncomfortable and for him to be impossible to miss. But, as if that was not enough, he was given the opportunity to ask the only question time allowed. He proceeded, proudly sharing his name and Dominican nationality, to say how he was having a discussion with this niece - who considers herself a feminist - and he (laughing and mocking her) asked her how she could identify as a feminist if her closet was filled with shoes. He then proceeded to vomit words and thoughts of what HE thought about current times and at the end of the day not asking a single question to the panel, simply just masturbating mentally in front of a room packed with fervent feminists and educated women.
Ana Castillo came to our rescue and tied back his “question” to the label and consumerism discussions from earlier, and how one (having tons of shoes) or the other (being a feminist) are not related nor exclusive. I wish I could put into words how embarrassed and upset I was at his question and the entitlement that he exposed before even asking it.
What is more upsetting though is to realize there are plenty of men like him, infiltrating themselves in feminist and progressive events and discussions, making themselves seen and heard but not truly understanding or believing what we are fighting for. Yet instead of complaining, I will remain even more alert. I will call out sexism and ignorance, even to my friends. I will become more educated on feminism and I will have answers, arguments and reasonings ready for when I encounter other people like him.
Oh, and dear ignorant men, go read a book and leave our fucking shoes alone.
Desde que comencé a conocer más personas dentro de la Diáspora Dominicana me he ido enterando de muchas publicaciones Latinxs, organizaciones y eventos que están produciendo y promoviendo un trabajo increíble, y conversaciones muy necesarias.
Este pasado Sábado, Septiembre 23 fuí a un panel organizado por La Liga Zine titulado En Mi Piel: Colorismo y Latinidad. Para aquellos que todavía no conocen a lxs oragnizadorxs detrás de este evento, La Liga es una “una plataforma en línea y zine que muestra las muchas maneras por las cuales lxs latinxs/chicanxs/latinoamericanxs están diseccionando sus identidades culturales a través de diferentes medios de autoexpresión.” Este evento en particular buscaba crear un espacio para que un grupo especial de mujeres de color explorara las manifestaciones de actitudes coloristas que son específicas a Latinoamérica y su diáspora.
El panel contaba con la presencia de la novelista Chicana Ana Castillo, escritora y candidata a doctorado en Historia Brasileña en NYU Wendi Muse y la poeta María Fernanda Snellings. Cada mujer, con importantes y bien acertados comentarios, tocó temas como el consumismo y su relación con el “ser blancx,” por qué relacionamos la raza con la riqueza material, como nosotras como mujeres y Latinas estamos supuestas a elegir una etiqueta y casarnos con sólo esa y nada más, y la que me gustó más, como el documentar sus historias en sus diferentes medios las han ayudado.
Uno de los comentarios que más me gustó vino de Ana Castillo, quien afirmó delante de un salón de clases, prácticamente en su totalidad lleno de mujeres de color, que solo nosotrxs podemos ponernos una etiqueta y que no debemos olvidar que somos seres en cambio constante y que estas etiquetas pueden y van a cambiar. En general, aunque en verdad corto, el evento fué un regalo para nuestros corazones que poco a poco se curan y nuestras mentes constantemente expandiéndose, excepto por una bochornosa adición al grupo, y un episodio que siento la necesidad de documentar aquí.
Justo antes de que formalmente comenzara el panel, un hombre de más o menos 40 y pico de años entró con una enorme mochila y varias cámaras. Inmediatamente procedió a pararse enfrente de un grupo de nosotrxs que no teníamos sillas (el salón estaba lleno) y no sólo evitó que pudiéramos ver a las panelistas, sino que también se mantuvo moviéndose sin cesar posicionando cámara tras cámara.
Él continuó grabando agresivamente, desde varios ángulos, poniéndo a todo el mundo incómodo y haciéndolo a él muy difícil de ignorar. Pero si todo esto no fuese suficiente, él fué quien tuvo la oportunidad de hacer la única pregunta que el tiempo permitió. Comenzando muy orgulloso diciendo su proveniencia Dominicana, comenzó a contar una conversación que había tenido con su sobrina - la cual se considera una feminista - y como él (burlándose de ella) rápidamente cuestionó cómo ella podía considerarse feminista con un closet lleno de zapatos. Continuó vomitando palabras y pensamientos acerca de lo que ÉL cree acerca de lo que está pasando en el mundo actualmente, sin hacer un simple pregunta al panel sino simplemente masturbándose mentalmente en una habitación llena de mujeres súper feministas y educadas.
Ana Castillo vino al rescate hilando la “pregunta” a la conversación previa acerca del consumismo y las etiquetas, y afirmó sin ningún titubeo lo irrelevante que es tener zapatos con ser feminista y como uno no hace al otro exclusivo. Quisiera poner en palabras lo mucho que me molestó su pregunta y el nivel de altanería que el señor exponía mucho antes de hacer la estúpida interrupción.
Pero lo que me molestó aún más fué darme cuenta cuantos hombres como él existen, infiltrados en conversaciones y eventos feministas y progresistas, que saben hacerse notar pero no entienden ni creen en nada por lo que estamos luchando día a día. Sin embargo en vez de solo quejarme, voy a poner mucha más atención. Voy a tener los ovarios de siempre criticar cualquier comentario y actitud sexista e ignorante, incluso los de mis amigxs. Voy a seguir educándose acerca de el feminismo y voy a tener respuestas, argumentos y pensamientos listos para cuando me vuelva a topar otra persona como él.
Oh, y a los hombres ignorantes, leánse un libro y dejen en paz a nuestros zapatos.