Brunch at Jack’s Wife Freda

Brunch en Jack’s Wife Freda

By Carmen Rita Candelario

Here is one thing you may or may not know about New York: It is really hard to make and maintain good friends in the city.

A bit ironic if you ask me that, in a city filled with people, finding good friends that you actually want to get to know and spend time with can be pretty hard. Most of it is definitely the lifestyle, given we barely have time to cook or do laundry for ourselves. So are we really going to commute far from home after a long day of work to see someone? Probably not.

Sounds terrible I know, but I promise you I am not lying. So when Ada, a good friend from college whom I hadn’t seen in forever, and I finally made plans for brunch we agreed we needed to finally eat at Jack’s Wife Freda, a now must-visit in SoHo.

You gotta love a place that has a strong social media game. I mean, these people are killing it on instagram, and for a good reason. The restaurant has a charming french feel but never too far from a very New Yorker feel. What we both appreciated the most was the level of personalization. Everything from the sugars for your coffee to the pens you sign the bill with is branded.

That’s some next level attention to detail, which we millennials freaking love.

The food was hearty and well presented. The place was packed so the service was a bit sloppy, especially when the bills came and the server confused them, but hey, I don’t blame her, it was a very busy Saturday morning. I ordered the breakfast bowl, which was a really good portion and on the low side of individual flavors, however, they do give you a jalapeno sauce that is to die for. It really makes the eggs pop!

We proceeded to walk around the neighborhood and find several ways to spend money, which is easy in the city, but I actually ended up not getting a sick blazer because the fit wasn’t quite right. I definitely deserve a high five if you see me around.

It was a gorgeous Saturday, and to go back to the whole friends thing, if you happen to have a good friend from work or college, please keep them around and make the freaking effort. The world might feel like your oyster in the city, but then again good friends you can actually talk to and feel like you are being listened to are hard to find. Friends that are on your same wavelength in terms of work, goals and personal life? Those are diamonds.

So do yourself a favor and invest your time in good friendships. They make the bullshit worth it.

 

Es probable que tal vez no sepas esto acerca de Nueva York, pero es sumamente difícil conocer y mantener buenos amigos en esa ciudad.

Es hasta un poco irónico si me preguntas que en una ciudad llena de tanta gente, los buenos amigos que de verdad quieres conocer y pasar el tiempo con son súper difíciles de encontrar. Una de las causas de esto es definitivamente el estilo de vida que demanda Nueva York, ya se pueden imaginar que no hay tiempo ni de hacerse comida o lavar la ropa, así que es lógico que cuando encontramos tiempo libre, en especial luego del trabajo, no estemos viajando por lejos de nuestras casas para ver a alguien.

Suena terrible, lo sé, pero te juro que es una realidad.

Así que cuando  Ada, una buena amiga de la universidad a quien no había visto por mucho tiempo, y yo por fin encontramos el chance para vernos las dos estuvimos de acuerdo rápidamente de que era hora de comer en Jack’s Wife Freda, un must en SoHo.

A quien no le gusta un lugar que saber mercadearse en las redes sociales? Se los digo de verdad, esta gente se la comen en Instagram y con buena razón. El restaurante en sí tiene un aire un poco francés pero no demasiado como parecer lejos de a Nueva York. Lo que más me gustó fue el nivel de personalización que todo en el restaurante tenía, desde los azúcares para el café hasta los bolígrafos con los que firmas tu cuenta tienen el logo y el nombre del lugar. Esto es una atención al detalle en un completo nuevo nivel, lo cual nos encanta a nuestra generación.

El menú estaba lleno de platos dedicados a ese sentimiento de confort que tanto nos gusta y todo estaba muy bien presentado. El lugar está repleto así que la calidad del servicio sufrió un poquito, como por ejemplo cuando nuestra mesera confundió tres cuentas diferentes, aunque hey, no la culpo, ya que era una muy ocupada mañana de sábado. Yo pedí el bowl de desayuno, el cual tenía muy buena porción y en el lado bajo de sal y sabores individuales, pero venía acompañado de una salsa de jalapeños que estaba para morirse y le daba un toque genial a los huevos.

Luego del brunch procedimos a caminar por el vecindario y sin querer encontrar mil razones para gastar dinero, lo cual es bien fácil en esta ciudad, pero estoy orgullosa de mí ya que deje pasar un saco largo totalmente mi estilo solo porque no me quedaba súper bien, así que me merezco una palmada en la espalda si me ves por ahí.

Fue un sábado súper hermoso, y para tocar una vez más el tema de las amistades, si encuentras una amistad que vale la pena en la universidad o en el trabajo, pon de tu parte para mantenerte siempre en contacto. El mundo es una cantidad infinitas de oportunidades en la ciudad, pero aún así es difícil encontrar personas que de verdad saben escuchar y quieren verte feliz. Y si también sucede que están en la misma página en temas personales y de trabajo, eso es puro oro!

Así que hazte un favor e invierte tu tiempo en buenas amistades cuando las encuentres. Hacen que todo el disparate valga la pena.

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