No Señora
I’m sitting on the 1 train going Uptown from work to, you guessed it, Washington Heights.
It’s about 7:30PM, it is still rush hour and there is a lot on my mind. More than I dare to write about.
A middle age couple walks into the train. They both speak slowly and loudly about a birthday, a dinner, a tab, and a few other things I don’t care to register. In the background, there is a group of Dominican young men also speaking loudly, and I will not lie, being a bit obnoxious. You can hear the undoubtedly broken spanish and you can see the african in the skin. I know them well, they are just like me.
The middle aged lady, now seated right next to me, says loud enough for me to hear “that is the trash that lives…” and the rest is a blurb. I wouldn’t be able to tell you if she finished the sentence with “Uptown” as she also was going in the same direction, but I am without a doubt certain she was referring to the group of Dominican young men. To me.
As I gave my seat to her partner I made sure I shook my head to show my discomfort with her conversation. I also thought about the many things I could say to her, starting with the fact that no señora, the young men over there are certainly not trash.
If you, señora, cared enough to think about it, you would realize they are simply reacting to what they see everyday. Their parents probably didn’t have the same opportunities as you did, and they, too, speak a loud broken spanish they learned from their farmer grandparents. That doesn't make them trash, it just makes them different from you.
The couple in question gets off at 125th street and I choose to forgive her for what she just said. Just like I see ignorance among my culture, I see plenty in hers.
One of the remaining Dominican guys from the group is now talking on the phone as he gets off at 137th City College and says loud enough for me to hear -“I have homework to do.”
No señora, he is not trash. He is a young Dominican man that goes to school and references his Mom often during conversations.
No señora, he is not trash. Neither am I.
Estoy sentada en el tren 1 camino del trabajo al Alto Manhattan a, seguro que lo sabes, Washington Heights.
Son casi las 7:30PM, todavía es la hora pico para la ciudad y tengo mucho en mi mente. Más de lo que me atrevo a escribir.
Una pareja en sus cincuenta o sesentas entra en mi vagón. Los dos hablan despacio y alto acerca de un cumpleaños, una cena, una cuenta y otras cosas que no me importa registrar. En el fondo, hay un grupo de muchachos dominicanos también hablando alto, y porque no me gusta mentir, siento un poco molestosos. Puedes escuchar el español cortado y ver el africano en su piel. Los conozco bien, son de los míos.
La señora de mediana edad, ahora sentada justo a mi lado, dice lo suficientemente alto “esa es la basura que vive…” Y el resto no lo puedo entender de la rabia. No te podría decir si terminó la oración con “alto Manhattan”, ya que ella iba en la misma dirección, pero no me cabe la menor duda de que se refería al grupo de dominicanos. A mí.
Mientras le daba el asiento a señor que estaba con ella moví la cabeza de un lado al otro para mostrarles lo enojada que estaba con su conversación. En ese momento también pensé en todas las cosas que le podría decir a ella, comenzando con el hecho de que no señora, esos muchachos no son basura.
Si usted, señora, se preocupara por evaluar el la situación se daría cuenta de que ellos actúan de acuerdo a lo que ven todos los días. Es probable que sus padres no tuvieron las mismas oportunidades que usted, y también es probable que los mismos hablen el español alto y cortado, aprendido de sus abuelos del campo. Esto no significa que sean basura, simplemente son diferentes a usted.
La pareja en cuestión se baja en la calle 125 y yo elijo perdonar a la mujer por lo que acaba de decir. Así mismo como veo la ignorancia en mi cultura, la veo en la suya.
Uno de los muchachos que quedan del grupo de dominicanos ahora habla en el teléfono, mientras se baja en la calle 137 en la universidad de la ciudad, y dice lo suficientemente alto para yo escuchar -“tengo tarea para hacer.”
No señora, él no es basura. Es un joven dominicano que está yendo a la universidad, y menciona a su mama en cada chance que tiene.
No señora, él no es basura. Y yo tampoco.