I Am Different, So What?
Soy Distinta, ¿Y Qué?
Guest post by Dahiana Vásquez
"Individuality is not appreciated by a society that homogenizes thought," reads one of the phrases of Mencia Zagarella 'Truismos de 1988', an honorable mention of the 26 Eduardo León Jimenes Art Contest, Dominican Republic. The phrase, written in black on a white paper is stuck on one of the walls of my office, and very occasionally I give a look reflecting on its meaning.
Today was one of those days when I sat in my chair and stared at the sheet, almost as if it was talking to me.
All my life I have fought for my individuality, even when I was not aware of it, I was striving to keep everything that made me different. When we were in the ‘quinceañera’ years, all my friends started to wear heels, put on makeup and changed the color of their hair. I still wore my sneakers or sandals, kept my chestnut dark and barely had a lip gloss on me and it was to prevent dryness.
While all my friends were going to the stores to buy stunning dresses for graduation, I recycled the dress I had worn six months earlier. Even when in college, while half a town was going to nightclubs every weekend, I would stay at home reading a book or watching anime.
Yes, in many ways we are very similar, we have the same basic needs of eating, sleeping, breathing, etc. Biological needs that make us part of the same species. But we also have very different psychological and emotional needs, and that is where our differences lie.
Even so, I feel that I live in a world that increasingly wants to force me to be like others, to be one more gear of the system. Yes, you will tell me, but so much has changed in the pursuit of individuality or maybe you are those who say "live your life in your way, and don’t pay attention to what others say." But the truth is that sometimes to live in harmony with others we are subject to unwritten rules that sometimes go against our very being and if you add to that being part of some minority group the blow is even stronger.
To survive and have a healthy and happy life, you must spend eight hours a day in front of a computer, at a desk that gives you a fixed salary, health insurance, and a pension. Or, well, that’s what worked for our parents who stayed from five to twenty years at the same company. But we are more rebellious and restless; we have a sense of justice and a desire for freedom that the same system wants to restrain us. We fight more for the "work for a living" philosophy and not "living for work."
Even so, we want to do so many things in such a short time, to fulfill our expectations, that of our parents, our colleagues, friends and the society without realizing each day we sacrifice a little more of us, and ultimately we end up homogenizing.
Some get tired, others don’t even dare to try, and in the end, everyone wants the same but doesn't dare to take the step. Because I'm sure, we all want to be free, to have peace of mind, to feel that life is much more than a job, but above all we aspire to a lifestyle that allows us to sit down one afternoon to tea and read a book. Well, that's my aspiration, but maybe in your case, you'll think of beer, coffee, the beach or anything else that makes you happy.
I know people who have succeeded, they have stood up to what they are in spite of everything. And if others could, why can't we? People like Einstein, Tesla, Beethoven, Gandhi, Jefferson and others dared to be different, and it was not so bad. At least they managed to change something.
On my end, I still do not wear heels or makeup (excluded only for weddings and special events). While others get used to the daily routines, I try to, as much as possible, break the day-to-day tedium with things that I enjoy it, like a cold green tea at noon, a photo tour of the city, or an after work frappuccino.
“La individualidad no es apreciada por una sociedad que homogeniza el pensamiento”, así reza una de las frases de la obra ‘Truismos de 1988’ de Mencía Zagarella, mención de honor del 26 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, República Dominicana. La frase, escrita en negro sobre un papel blanco está pegada en una de las paredes de mi oficina, y muy de vez en cuando le doy una mirada reflexionando sobre su significado.
Hoy fue uno de esos días en los que me senté en mi silla y me quedé mirando la hoja, casi como si me estuviera hablando.
Toda mi vida he luchado por mi individualidad, incluso cuando no era consciente de ello me esforzaba por mantener todo aquello que me hacía ser diferente. Cuando estábamos en la época de los quince, todas mis amigas empezaron a usar tacones, ponerse maquillaje y se cambiaron el color de sus cabellos. Yo seguía usando mis tenis o sandalias, mantenía mi castaño oscuro y apenas tenía un brillo de labios para evitar la resequedad.
Mientras todas mis amigas iban a las tiendas para comprarse vestidos despampanantes para la graduación, yo reciclaba el vestido que había usado en los quince de una prima seis meses antes. Incluso cuando en la universidad, mientras medio pueblo se iba a las discotecas todos los fines de semana, yo me quedaba en casa leyendo un libro o viendo un anime.
Sí, en muchos aspectos somos muy parecidos, tenemos las mismas necesidades básicas de comer, dormir, respirar, etc. Necesidades biológicas que nos hacen ser parte de una misma especie. Pero también tenemos necesidades psicológicas y emocionales muy distintas, y en eso radican nuestras diferencias.
Aún así, siento que vivo en un mundo que cada vez más me quiere forzar a ser como otros. A ser un engranaje más del sistema. Si, tu me dirás, pero se han logrado muchas cosas en pos de la individualidad o tal vez seas de los que digan “vive tu vida a tu modo y que nadie se meta”, pero lo cierto es que a veces para convivir estamos sujetos a unas normas no escritas que en ocasiones van en contra de nuestro propio ser. Y si a eso le sumas ser parte de algún grupo minoritario, pues el golpe te da un poco más fuerte.
Para sobrevivir y tener una vida saludablemente feliz y estable debes estar ocho horas diarias frente a una computadora, en un escritorio que te da un sueldo fijo, un seguro médico y una pensión. O bueno, eso le funcionaba a nuestros padres que lo mismo podían durar desde cinco hasta veinte años en una empresa. Pero nosotros somos más “rebeldes”, inquietos, tenemos un sentido de la justicia y un deseo de libertad que el mismo sistema nos quiere coartar. Luchamos más por la filosofía “trabajar para vivir” y no “vivir para trabajar”.
Aún así queremos hacer tantas cosas en tan poco tiempo, cumplir con nuestras expectativas, la de nuestros padres, de nuestros colegas y amigos, de la sociedad... que sin darnos cuenta cada día sacrificamos un poco más de nosotros y terminamos homogeneizandonos.
Algunos se cansan, otros ni siquiera se atreven a intentarlo, y al final todo el mundo quiere lo mismo pero no se atreve a dar el paso. Porque estoy segura de que todos queremos ser libres, tener paz mental, poder sentir que la vida es mucho más que un trabajo, pero sobretodo aspiramos a un estilo de vida que nos permita sentarnos una tarde cualquiera a tomar un té y leer un libro. Bueno, esa es mi aspiración, pero tal vez en tu caso pensarás en una cerveza, un café, en la playa o cualquier otra cosa que te haga feliz.
Conozco personas que lo han logrado, se han mantenido firmes ante lo que son a pesar de todo. ¿Y si otros pudieron, por qué no podemos nosotros? Locos como Einstein, Tesla, Beethoven, Gandhi, Jefferson y otros se atrevieron a ser distintos, y no les fue tan mal. Al menos lograron cambiar algo.
Yo por mi parte sigo sin usar tacones ni maquillaje (excluidos únicamente para bodas y eventos especiales), y mientras otros se acostumbran a la rutinas diarias, yo trato de, en la medida de lo posible, romper el tedio del día a día con cosas que realmente disfruto, como un té verde frío al mediodía, un tour fotográfico por la ciudad, o un frapuccino después del trabajo.
Dahiana studied journalism in Spain and works as a multimedia producer in Santiago, Dominican Republic. She is a writer, photographer, traveler, GLR and human, and she loves to tell stories through different media and platforms like her blog. / Dahiana estudió Periodismo en España y labora como productora multimedia en Santiago, República Dominicana. Es una escritora, fotógrafa, viajera, GLR y humana, y le encanta contar historias a través de distintos medios y plataformas como su blog.